Hace poco murió Claude Chabrol, tenía 80 años y, aunque la noticia paso un poco desapercibida, era un tipo genial. Esta cinta la vi hace poco y es 100% chabroliana (mezcla de amour-fou y retrato sociológico de un pueblo francés, cercano a Burdeos, a finales de los años 60). Trata de un simpático carnicero que consigue enamorar a la maestra del pueblo a base de regalarle sabrosas paletillas de cordero y filetes. Pero, cuando comienzan a salir juntos, una serie de crímenes asola la región y esto hace que las sospechas se interpongan entre su relación... Dirigida con maestría y sencillez, Chabrol mezcla actores profesionales con gente del pueblo real donde se rodó la cinta. Hay espléndidos diálogos y una inquietante banda sonora que rompe la aparente tranquilidad de Las Landas. Los protagonistas trasmiten naturalidad a la oscura ambigüedad en la que se mueven todo el rato. Escenas de suspense como la de las cerezas, o cuando la maestra corre por la casa cerrando todas las puertas son emocionantes. Como la mayoría del director francés, recomendable.
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