La peli va saltando de una época a otra. En la época de mediados de los 90, la fotografía y la luz son cálidas. En la de mediados de los 80, en cambio, la luz es fría y azulada. Las dos actrices, Katrin Cartlidge y Lynda Steadman, están esplendidas y resultan muy creíbles haciendo tanto de veinteañeras porretas, como de treinteañeras amargadas. Algunos diálogos son muy divertidos, y escenas como el encuentro con el amigo gordo con el elefante azul de peluche, o la surrealista visita a la casa en venta del tipo cocainomano, son memorables. Para pasar un buen rato.
jueves, 23 de agosto de 2012
DOS CHICAS DE HOY EN DÍA
La vi ayer y me gustó mucho. Es la típica película de Mike Leigh, una historia sencilla sobre gente corriente, bien narrada, sin complicarse la vida, mezclando momentos de humor y algo de drama. Narra el reencuentro de dos viejas amigas durante un agitado fin de semana. Ambas recorren Londres, recordando su época universitaria en los tacheristas años 80, cuando las dos mujeres eran dos fans histéricas de los Cure, compartían un piso destartalado con otros jóvenes estudiantes y ligaban con seguidores canallas de los Smiths.
La peli va saltando de una época a otra. En la época de mediados de los 90, la fotografía y la luz son cálidas. En la de mediados de los 80, en cambio, la luz es fría y azulada. Las dos actrices, Katrin Cartlidge y Lynda Steadman, están esplendidas y resultan muy creíbles haciendo tanto de veinteañeras porretas, como de treinteañeras amargadas. Algunos diálogos son muy divertidos, y escenas como el encuentro con el amigo gordo con el elefante azul de peluche, o la surrealista visita a la casa en venta del tipo cocainomano, son memorables. Para pasar un buen rato.
La peli va saltando de una época a otra. En la época de mediados de los 90, la fotografía y la luz son cálidas. En la de mediados de los 80, en cambio, la luz es fría y azulada. Las dos actrices, Katrin Cartlidge y Lynda Steadman, están esplendidas y resultan muy creíbles haciendo tanto de veinteañeras porretas, como de treinteañeras amargadas. Algunos diálogos son muy divertidos, y escenas como el encuentro con el amigo gordo con el elefante azul de peluche, o la surrealista visita a la casa en venta del tipo cocainomano, son memorables. Para pasar un buen rato.
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