Uno de los programas más entretenidos e incomprendidos de la televisión española de los últimos años. Se estrenó en julio del 2011, para rellenar las aburridas tardes de verano de la cadena Cuatro. Pero cuando acabo el verano y llegó octubre, los programadores de la cadena lo cambiaron de horario y, a las pocas semanas, lo cancelaron definitivamente. Una pena, porque aun hoy se recuerda con cariño a la excavadora, a la bañera, al dúo Frijoles Asesinos y la guapa Ares Teixido y Lorena Castell, sin duda, las dos presentadoras más simpáticas desde que Natalia Estrada y Penélope Cruz aparecieron en "La Quinta Marcha Magazine".
Lo mejor del programa es que era un delirio total, nunca estuvo claro cual era la dinámica del programa y eso lo convertía en algo inusualmente salvaje y divertido. Al principio, "No lo digas a mama que trabajo en la tele" era el típico programa de humor dividido en varias secciones distintas, cada una de ellas con un colaborador gracioso y relleno de chistes forzados. Poco a poco, la línea entre las secciones se fue difuminando, siendo sustituido por la visita de famoso al cual animaban a probar, o a ser testigo, de un castigo sorpresa al final del programa (normalmente, algo muy pringoso y guarro).
Este castigo tan gratuito, como espectacular, consistía en meterse en una bañera blanca y esperar a que una pequeña excavadora descargará encima un montón de cosas, zumos, gusanos, garbanzos, jabón, chocolate... Cada día era algo diferente, pero casi siempre algo sucio y cachondo. El mejor día fue aquel día en que Mario Picazo, el presentador de tiempo de Telecinco, se metió en la bañera sin saber muy bien de que iba toda la historia y acabo machado hasta arriba, con un divertido careto de mala leche.
"No le digas a mama que trabajo en la tele" fue lo más cerca a estado la televisión española de los míticos programas japoneses, esos donde hasta lo más bizarro es posible. Lastima, que aquí no hubiera huevos para seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario