Una joya irrepetible ambientada en un sucio pueblo del Oeste llamado Deadwood. Aparte de tiroteos, en la serie se entremezcla con enorme naturalismo, cine negro, suspense del bueno, humor y retrato sociológico. Detrás de las agitadas intrigas de los personajes, se narra también como nace y crece una ciudad cualquiera, como la burocracia y el orden se acaban imponiéndose a golpes sobre los valores primitivos y claros, y como el capitalismo, poco a poco, acaba corrompiendo de raíz cada capa social. Además, el gran Ian McShane da vida a uno de los villanos más carismáticos de los últimos años, el empresario y proxeneta sueco Al Swearengen. El primer capitulo lo dirigió el gran Walter hill. Muy, muy recomendable.
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