Ver a un joven Juan Echanove haciendo de tipo peligroso no convence mucho, aunque, Uribe se las apaña para levantar la cinta con algunas persecuciones por ese Gran Bilbao en reconversión, con sus grandes fábricas cerradas y descampados llenos de chatarra. Las escenas de acción tienen garra y el retrato de la época es impagable, como los uniformes ochenteros que lucen los ertzainas, o las crestas punkis y aires rockabillys de la chavaleria. Curiosa.
domingo, 23 de septiembre de 2012
ADIOS, PEQUEÑA (1985)
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