La vi ayer y me gustó. Es la historia de dos soldados napoleónicos que recorren Europa hacia 1800. Un mal día, tras una riña absurda, deciden batirse en duelo a muerte para limpiar su honor, pero, una vez iniciado el duelo, este se interrumpirá, prolongándose repetidamente durante años y años en lugares distintos. Uno se obsesionará completamente con matar al otro, y este, a pesar de no querer seguir peleando más, a pesar de tener una novia y la posibilidad de vivir una nueva vida, se sentirá moralmente obligado acudir a todas las citas hasta el final...
La trama es bastante simple, pero el reparto es soberbio y la puesta en escena magistral. El trabajo de vestuario y de ambientación del filme es estupendo. Ridley Scott multiplica por mil el escueto presupuesto de su primera peli gracias a su buen ojo para rodar planos bonitos. Harvey Keitel está muy creíble luciendo bigote francés, pero, lo mejor del filme es sin duda, Keith Carradine, un tipo mucho menos famoso que su hermano David "Kill Bill", pero con una filmografía notable (incluso superior). El actor trasmite la angustia interior de su personaje a la perfección... Las escenas en la nieve durante la campaña de Rusia de Napoleón están muy logradas, con esos soldados congelados por el frío y los jinetes cosacos al acecho en el horizonte.
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