lunes, 18 de febrero de 2013

MI NOMBRE ES NINGUNO


La vi ayer y es un peliculón fabuloso. Es la historia de Jack, un viejo pistolero que desea dejar las armas, abandonar el Oeste y coger un barco hacia Europa. Pero en el camino, el protagonista se topa con Ninguno, un joven y anónimo admirador que quiere verle protagonizar una ultima hazaña, casi suicida, enfrentarse a una banda de cien forajidos llamada el Grupo Salvaje...

Producida y escrita por el gran Sergio Leone, esta peli es casi tan buena como sus míticos spaghetti westerns. Veinte años antes que Quentin Tarantino pusiera de moda homenajear pelis, esta cinta ya era enteramente un enorme homenaje a cine del Oeste, una declaración de amor a un género que a comienzos de los años 70 agonizaba. 


Henry Fonda es el viejo y cansado pistolero cuyos días de gloria han pasado y su personaje representa claramente, al Western americano clásico de los años 40 y 50, al cine de maestros como John Ford, William Wyler, o John Sturges. Terence Hill en cambio, es el joven y desenfadado pistolero, fan acérrimo del primero y su personaje cachondo representa al Western europeo de los años 60 y 70, a cine Leone, de Sergio Corbucci, o Damiano Damini, con su estética sucia y macarra. Toda la peli se basa en esa dualidad, alternándose escenas melancólicas y sobrias con otras más cómicas, con peleas a tortas o tiroteos locos. Hay decenas de guiños a pelis, ocultos en los diálogos, en los actores, en el propio vestuario. Hay citas a Sam Peckinpah, a Clint Eastwood, incluso al propio Leone. Y encima, la banda sonora de Morricone es memorable. Muy, muy recomendable.


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