En 1984, las autoridades soviéticas encargaron a Elem Klimov rodar una cinta para conmemorar el 40º aniversario de la victoria sobre los alemanes y el fin de la 2º Guerra Mundial. Pero, lo que debía de ser una gloriosa peli de propaganda, se convirtió en una espeluznante visión. A ratos, la guerra parece una alucinación total. En una escena tras un bombardeo, un pitido fuerte tapa el sonido durante minutos. Hay secuencias muy duras, como cuando los alemanes incendian el poblado con todos sus habitantes dentro, mujeres y niños incluidos (cosa que debió ocurrir realmente en 800 pueblos de Bielorrusia). El actor protagonista está soberbio, va envejeciendo con cada susto hasta terminar con el pelo canoso. Si fuera americana en vez de rusa, estaría casi a la altura de "La chaqueta metálica". Muy recomendable.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
VEN Y MIRA
En 1984, las autoridades soviéticas encargaron a Elem Klimov rodar una cinta para conmemorar el 40º aniversario de la victoria sobre los alemanes y el fin de la 2º Guerra Mundial. Pero, lo que debía de ser una gloriosa peli de propaganda, se convirtió en una espeluznante visión. A ratos, la guerra parece una alucinación total. En una escena tras un bombardeo, un pitido fuerte tapa el sonido durante minutos. Hay secuencias muy duras, como cuando los alemanes incendian el poblado con todos sus habitantes dentro, mujeres y niños incluidos (cosa que debió ocurrir realmente en 800 pueblos de Bielorrusia). El actor protagonista está soberbio, va envejeciendo con cada susto hasta terminar con el pelo canoso. Si fuera americana en vez de rusa, estaría casi a la altura de "La chaqueta metálica". Muy recomendable.
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